jueves, 27 de octubre de 2016

Los aportes culturales de las instituciones coloniales

La arquitectura es el arte de proyectar, construir y ornamentar edificios para satisfacer una necesidad estética. El arte responde aun estilo que establece procedimientos formales para el artista realiza su obra. Este estilo no puede estar sujeto a normas inmutables ni encasillarse dentro de una codificación rigurosa. Constituye una creación individual o de un grupo, vinculado con su pensamiento. 
Cuando los caracteres estéticos son reconocidos, trascienden las fronteras y se incorporan en el patrimonio cultural de otros pueblos,  poniendo de manifiesto su modo de ser y su modo de vivir.
Los estilos Hispanoamericanos estaban vinculados con la España. Las manifestaciones estilísticas más empleadas en el Nuevo Mundo fueron el barroco y el renacimiento italiano. Estos elementos sumados al aporte  indígena, permitieron el surgimiento de la arquitectura hispanoamericana o colonial.

El arte arquitectónico en España.

Durante la conquista y colonización, el arte arquitectónico en España había alcanzado la madurez.
La arquitectura mudéjar, se origino por la convivencia entre cristianos y musulmanes en territorio español, hacia el siglo XII  alcanzando su esplendor en el siglo XV. Predominaban los elementos árabes, a pesar de constituir un arte español las columnas delgadas, los arcos, la bóveda y la cúpula, etc. 
Hacia el siglo XIII se inició el estilo románico, que se aplico a la construcción de iglesias.
Los principales problemas de la arquitectura románica como la iluminación abundante de las naves y el equilibrio de las bóvedas, los soluciono la arquitectura gótica que se inició en España hacia el siglo XIII. Se caracteriza por el arco quebrado en forma do ojiva, muros delgados y amplios ventanales.
La arquitectura del renacimiento, se inicia en España, al iniciarse el gótico flamígero, con elementos del mudéjar; surge así el estilo isabelino, que se desarrollo durante el reinado de los Reyes Católicos.
En la segunda mitad de el siglo XVI aparece el estilo clásico puro, que imitó las formas romanas, nombrado en España como herreriano.
Este estilo fue sólo un simple tránsito hacia la arquitectura barroca. El barroco fue el estilo que más se transplantó a los dominios de América, particularmente en México y Perú. A partir del siglo XVIII el barroco da paso al neoclásico, que volvió a imponer mesura en la ornamentación.

El estilo colonial.
El Renacimiento había proporcionado una técnica y estilo propios, pero en el transcurso del siglo XVII esta simplicidad de las formas clásicas se complicó, al predominar el elemento decorativo sobre el constructivo, la línea curva sobre la recta. Surgió un estilo rebuscado, con profusión de detalles decorativos, que recibió el nombre de barroco.

Caracteres de nuestra arquitectura colonial.
A la llegada de los españoles, los aborígenes no se destacaron y, poco pudieron ofrecer en materia constructiva, además el lento proceso de gestación arquitectónico se debieron a razones económicas y sociales.
El monopolio comercial dejó consecuencias visibles en materia arquitectónica, siendo el barroco el estilo predominante.
La arquitectura colonial de nuestro país presenta tres caracteres que la definen: 

a) Sencillez y espontaneidad. 
Construcciones primitivas y simples, producto de operarios inexpertos y falta de herramientas y materiales adecuados.
b) Barroquismo. 
No alcanzó la suntuosidad de las construcciones levantadas en México y Perú.
c) Clasicismo.
 Inspirado en las líneas del renacimiento italiano del siglo XVI. Respondió a una necesidad del medio social, más que a una tradición. Los edificios fueron obras de contenido estético propio, a veces con cierta imagen de pesadez que estaba de acuerdo con el gusto de la época. No hubo lujos en las formas ni excesos decorativos sino líneas sencillas y elegantes en sobriedad y nobleza.

Los periodos en la historia de la literatura argentina.
Aunque en el aspecto militar y político, el 25 de mayo de 1810 representa en nuestra historia un meridiano cronológico entre épocas diferentes, pues marca el fin de la dominación española y el comienzo del período patrio, lo acontecido aquella memorable semana nada significó en materia de cambios a nuevas orientaciones literarias.
Ricardo Rojas consideró un período Colonial, desde la conquista hasta el año 1820 que subdividió en: los Orígenes (siglo XVI); la Inclinación, desde la apertura de la universidad de Córdoba (1613) hasta la expulsión de los jesuitas (1767) y la Revolución, hasta el término de la generación de mayo (1820).
Luego un segundo período que llamó la Proscripción, desde los caudillos (1820) hasta la derrota de Rosas en 1852. El tercer período denominado la Organización, abarca desde el Congreso Constituyente de 1853 hasta el año 1880, en que el Congreso reunido en Belgrano sanciona la ley que declara a Buenos Aires capital de la República. Por último, la Actualidad, desde esa época hasta el movimiento literario contemporáneo.
También hay otras divisiones realizadas por los estudiosos de hoy en día, los cuales distinguen tres grandes épocas: formación de los géneros (1853-1880), desarrollo (1880-1940) y el periodo contemporáneo (1940 hasta la actualidad).

Caracteres de nuestra literatura colonial.
Uno de los caracteres es la influencia de: el Renacimiento, el Barroco y el Neoclasicismo.
Nuestra literatura colonial, que abarca un extenso lapso comprendido desde el siglo XVI hasta comienzos del siglo XIX, debe considerarse un derivación menor de la española, sujeta a la influencia de los movimientos culturales y de las ideas estéticas que por aquella época cultivaban los estudiosos peninsulares. De tal manera, el Renacimiento y su ideal grecolatino, más tarde el Barroco y finalmente el Neoclasicismo, todos ellos se hicieron presentes, aunque en forma muy relativa, en nuestra actividad literaria en tiempos de la dominación hispánica y en las dos décadas posteriores del periodo patrio.

Aspectos de la literatura colonial.
Los comienzos de nuestra literatura reflejan los diversos aspectos de la conquista y colonización del territorio del Río de la Plata.
La conquista iniciada en el año 1536 con la fundación de Buenos Aires, fue un fracaso en cuanto al logro de objetivos materiales. Despoblado el villorrio, los españoles se concentraron al norte, en la Asunción. El arribo de las empresas de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca y Ortíz de Zarate determinó la división de los pobladores en dos grupos antagónicos. Los que habían llegado con Mendoza, denominados antiguas nuclearon en torno al caudillo Domingo de Irala y enfrentaron a los otros, llamados los nuevos.
La literatura en aquella época dejó constancia de la tenacidad de esos hombre, protagonistas de una empresa incierta, en un medio desconocido en busca de riquezas que no hallaron.
Un paso en el avance de nuestra literatura colonial lo marca la llegada de viajeros que redactaron memorias descriptivas, que fueron de utilidad para obtener datos sobre la geografía, el ambiente, la sociedad y diversos aspectos de la vida entre los siglos XVI y XVIII.
La conquista espiritual emprendida por las órdenes religiosas, enriqueció la literatura con gran cantidad de obras producto de la labor de sacerdotes entregados a una intensa tarea intelectual. Los trabajos comprenden una gran cantidad de materias, unos describen accidentes geográficos, la flora y la fauna rioplatense, otros estudian la historia y variados aspectos científicos.
En nuestra literatura colonial también se produce el surgimiento del género teatral, con obras del repertorio español.
Finalmente en los últimos años de la dominación hispánica, la lucha contra los ingleses en 1806 y 1807 y la victoria alcanzada, inspiraron gran cantidad de obras literarias, agrupadas bajo el titulo Cancionero de las invasiones

Los historiadores jesuitas.
Los miembros de la Compañía de Jesús ocupan un lugar estacado dentro de nuestra evolución histográfica, entre los siglos XVII y XVIII realizaron el mayor aporte al estudio de la historia de nuestro país, en el periodo hispánico. Estos religiosos contaron desde un principio con sus propios cronistas encargados de redactar las Cartas Anuas, o extensa información que cada año era elevada por los padre provinciales al general de la Orden, sobre diversos aspectos de las misiones ubicadas en esta parte de América. En su constante búsqueda de documentos oficiales y privados, estos cronistas también se ocuparon de la historia civil y en esta forma, sentaron las bases de eruditos estudios posteriores.
Jesuitas tales como Nicolás de Techo, Francisco Javier de Charlevoix, Pedro Lozano, fueron jesuitas que publicaron grandes relatos de los cuales algunos fueron traducidos en varios idiomas como: alemán, castellano, inglés, latín. Además de las obras que tienen existencia en el presente hay otras que se perdieron como: los seis tomos del Diccionario Histórico Indico relatado por Pedro Lozano.

Literatura en épocas del virreinato.
La literatura porteña no se inicia hasta promediar el siglo XVIII, en épocas cercanas al establecimiento del virreinato del Río de la Plata con sede en la ciudad de Buenos Aires. De acuerdo con las constancias documentales en el año 1747 y con motivo del juramento de fidelidad a l nuevo monarca Fernando VI, se representó en la mencionada ciudad, una loa o poema breve, cuyo autor se desconoce. 
La instalación en Buenos Aires de la Imprenta de los Niños Expósitos dio impulso a la labor literaria. Este taller imprimió en 1801 el periódico " Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Histográfico del Río de la Plata".

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